EN INVIERNO Cerró la puerta de la habitación. Sintió gritos en la calle. Una pesada membrana de sueño lo separaba de la noche. El reloj parecía haberse detenido. Su cuerpo frente al mar, sublime, cantando: recordó los años pasados en su ausencia, en montañas silenciosas y desiertos. Bajó las escaleras. La mujer atravesó la plaza vacía en la noche. El pueblo era surcado por un viento cargando sonidos y perfumes arrastrados a su paso por los jardines y las estaciones.-Una mujer rodeada de las calles de los nombres del adiós. Bajo un paredón, vió luces, celebraciones. Alguien propone un brindis: ansias perdidas. Se vio morir, el cuerpo cayendo al camino de tierra. Los árboles lo acompañaron gritando su tiempo inerte sobre sus hombros. Cargó el cuerpo hacia su casa de piedras. Arrastró su cadáver hacia el centro de la habitación, hasta la escalera descendía hacia la fosa. Empujó el cuerpo que se resistía a hundirse, y luego arrastró el escritorio de metal al encima. Quedaba oculto bajo sus
Sombras Las facciones parecían más hermosas bajo aquella luz terminal que caía sobre su pelo. Las sombras definían los objetos de una manera concentrada, delineados en su antagonismo brutal. La luz se alejaría sin que nos diésemos cuenta, agotando su perfecto resplandor en las fauces del atardecer.